La luz del sol y las camas solares

Los cuatro elementos principales de los que depende nuestra vida y nuestro bienestar son el aire, el agua, la tierra y la luz del sol. Sin alguno de estas cuatro fuerzas, simplemente no existiríamos. Sin el sol no habría vida, a pesar de que un exceso de sol tampoco es aconsejable ni saludable.

Los rayos ultravioletas UVC, UVB y UVA, pueden provenir tanto del propio sol como de las camas solares. La capa de ozono de la parte alta de la atmósfera filtra los rayos UVC, que son los más peligrosos para el ser humano. Los rayos UVB y UVA alcanzan la superficie terrestre y su intensidad depende del ángulo en que se encuentra el sol, o sea que varía según la ubicación geográfica, la estación del año y la hora del día. La radiación UV es invisible. Cuando están al aire libre, las personas están expuestas en mayor o menor medida a los rayos UV y a menudo no son conscientes de la intensidad del sol.

Las camas solares tienen exactamente los mismos rayos que el sol, emiten rayos UVA y UVB en porcentajes similares al sol, y no tienen UVC, pero la gran diferencia con el sol, además del UVC, es que controlan las cantidades proporcionando un equilibrio de rayos UV según la piel del usuario de tal manera que se minimicen los riesgos de quemaduras y maximice la acción bronceadora. Además la tecnología de las camas solares avanza continuamente gracias a programas de investigación y desarrollo para ir mejorando día a día.

Como es sabido, no hay forma de controlar con exactitud la cantidad de los rayos de sol. Y más aún en el hemisferio sur, donde los rayos UVC no son completamente filtrados debido al agujero de ozono (la cama solar no tiene radiación UVC), por estas 2 razones la cama solar es más saludable que el sol.

Fuente: www.GuiaEstetica.com.uy